Como ya he mencionado, seguir ciegamente los
procedimientos llevados a cabo por otros experimentadores no garantiza
resultados porque el conductor de la experiencia es el psiquismo de
cada experimentador. Efectuar las grabaciones a unas horas determinadas
o a otras, tampoco es relevante, aunque obviamente cuantos menos sonidos
escapen a nuestro control, mejor, y en este sentido experimentar por
la noche reduce el ruido ambiente. Durante las grabaciones es conveniente
encontrarse en la misma estancia en la que se ubica el equipo.
¿Cómo empezar? Dicen que cada maestrillo tiene su librillo
y hasta cierto punto es cierto, no obstante, la mayoría de
los experimentadores llevan a cabo las prácticas de la misma
manera y ésta suele ofrece buenos resultados siempre y cuando
no se pierda el interés y se realicen la prácticas aproximadamente
en la misma franja horaria y de manera constante. Se ha de advertir
que habitualmente no se obtienen resultados durante las primeras grabaciones,
razón por la cual debe tenerse paciencia y no desanimarse.
Konstantin
Raudive, uno de los estudiosos mas entusiastas del fenómeno
y que más registros psicofónicos consiguió durante
los nueve años de prácticas que finalizaron a su fallecimiento,
en 1974, a la edad de sesenta y cinco años, tardó cerca
de tres meses en registrar sus primeras voces.
Independientemente de la grabadora que se emplee para llevar a cabo
la experiencia, una buena forma de experimentar es utilizar dos radios
de onda corta, una desintonizada entre emisoras -ruido blanco- y otra
sintonizada, o incluso a medio sintonizar, en alguna emisora de habla
extranjera que apenas emita música, es decir, sólo locución.
El volumen de ambas radios no debe ser molesto para quien efectúe
la experiencia, tan sólo debe percibirse un ruido de fondo
que pueda ser empleado por las entidades para formar los sonidos adecuados
mediante sobreimpresión, transformación o substitución.
Por supuesto, también es posible efectuar las grabaciones únicamente
con el sonido ambiente que reine en la estancia donde efectuemos la
prueba -sin el sonido de soporte que aportan las radios-; si bien
un número importante de las inclusiones en estos casos, de
producirse, suelen quedar registradas a un nivel sonoro bastante bajo,
doy fe de que el ruido procedente del tráfico puede dar soporte
a la obtención de buenos registros. Existen otros sonidos de
soporte e incluso aplicaciones en internet que dicen aportan un buen
"caldo" sonoro para la inclusión de voces anómalas,
pero sus resultados no me convencen en absoluto por ser susceptibles
a la pareidolia.
A partir de este punto, cada experimentador conducirá la prueba
como considere oportuno. En mi caso, efectúo tres o cuatro
grabaciones de unos diez minutos cada una durante las cuales aprovecho
para hacer llamadas a las posibles personas fallecidas de mi familia
y allegados, instándolas si pueden y lo desean, a dejar el
mensaje que consideren oportuno. En ocasiones, también trato
de ponerme en contacto con alguno de los experimentadores de TCI europeos
ya fallecidos.
Después, sólo hay que descargar las grabaciones obtenidas
a un ordenador y escucharlas con mucha atención en el programa
de sonido que empleemos, en mi caso, el editor libre y gratuito Audacity.
La escucha, y esto es fundamental, se deberá efectuar empleando
los mejores auriculares que estén a nuestro alcance y en un
ambiente donde haya pocos ruidos. Cuando creamos haber obtenido una
inclusión deberemos separarla del resto, filtrarla para eliminar
en lo posible los sonidos de fondo producidos por las mismas fuentes
que hemos empleado para aportar energía acústica a la
prueba y amplificarla para facilitar su interpretación, tras
lo cual la conservaremos la grabación en formatos wav y mp3
en nuestro ordenador y en un disco duro externo. |