Narraciones breves
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Dominio público
 
Museo criminal
Revista editorial
 
 
Museo criminal
LAS razones que informan la existencia periodística de este MUSEO CRIMINAL son ecos de la vida europea, de los países cultos que tanta atención dedican a los asuntos que han de ocupar las columnas de esta Revista.
El doctor, el profesional y el profano han de encontrar en ella la doctrina que ilustra, el perfeccionamiento que aprovecha y la nota interesante y sugestiva de las tragedias humanas.
El MUSEO CRIMINAL será desde esta fecha una historia vivida del delito en todas sus manifestaciones y una verdadera escuela, las enseñanzas de la cual han de desprenderse de los hechos que en el curso de los acontecimientos vayamos consignando.
Aunque de carácter general, es natural que interese más a los que tienen la misión social de luchar contra las huestes del crimen, bien por la acción represora que los funcionarios de la Guardia civil y los de policía ejercen; bien con las sanciones de la ley aplicada por los jueces, que son sus custodios; bien haciendo efectiva la penalidad en los establecimientos penitenciarios confiados a la guarda de los empleados del Cuerpo de Penales.
Para otros muchos se escribe también el MUSEO CRIMINAL: los letrados amantes de su profesión encontrarán en esta Revista los problemas que hoy preocupan a los criminalistas más ilustres; los novísimos procedimientos de enjuiciar; la moderna modalidad del Derecho, que abandona su rigidez medieval para irse plegando a las costumbres, ofreciendo una lógica elasticidad, un aspecto multiforme, según las condiciones psíquicas y psicológicas del caso a que se aplica. Prueba gallarda de esta nueva concepción del Derecho son los notables fallos del famoso juez francés Mr. Magnaud, las sentencias del cual tienen un indeleble sello de humanidad y marcan el punto de partida de una nueva era en el proceso de la justicia arcaica. MUSEO CRIMINAL tiene, por último, lectura para el gran público, porque sus páginas contendrán cosas y curiosidades que todo hombre culto debe conocer si quiere vivir en el ambiente del moderno progreso.
Cuando ejercitemos el elogio o la censura no será con el ditirambo exagerado o la punzante acrimonia; la moderación serena y exenta de pasiones ha de ser nuestra norma.
Siendo esta Revista el fruto de una larga labor de pensamiento y de trabajo, al poner la pluma sobre el papel para escribir la primera página del MUSEO CRIMINAL, no se nos ocultan las dificultades con que hemos de luchar en nuestra tarea.
El favor del público, patentizado en el gran número de suscripciones que con una simple circular hemos recabado, nos demuestra que nuestra iniciativa ha sido un acierto y que se esperaba un periódico de la índole del MUSEO CRIMINAL.
Empezamos nuestra obra dirigiendo antes un afectuoso saludo a la prensa en general, y nuestra mayor satisfacción será saber desarrollar la idea que nos hemos propuesto, con el beneplácito de nuestros lectores
LA REDACCIÓN
 
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